Trump inicia su mandato con amenazas de deportaciones masivas y un enfoque militar contra los cárteles de drogas y la inmigración.
EUSKERA
El presidente Donald Trump, en su primer día en la Casa Blanca firmó una serie de órdenes ejecutivas que apuntan a redefinir la política migratoria de Estados Unidos, con un enfoque drástico en la seguridad fronteriza y el control de la inmigración. Estas medidas marcan un fuerte contraste con la administración de Joe Biden, y responden a las promesas de campaña de Trump de limitar la inmigración irregular y reformar el sistema de asilo.
Una de las decisiones más controversiales fue la firma de una orden para eliminar la ciudadanía por nacimiento para los hijos nacidos en Estados Unidos de padres no ciudadanos. Aunque esta medida choca con la 14ª Enmienda de la Constitución que otorga la ciudadanía automática, Trump afirmó que esta es una de las principales reformas que busca implementar. De acuerdo con expertos legales, esta orden podría enfrentar severas impugnaciones judiciales, dado que cambiar la Constitución requiere un proceso mucho más complicado, que incluye la ratificación en el Congreso y los estados.
Otra de las órdenes ejecutivas firmadas por Trump busca suspender temporalmente el programa de asilo. Este programa había sido una parte clave de las políticas de inmigración de Biden, permitiendo a los migrantes acceder a un proceso legal para solicitar asilo en el país. Con la nueva orden, Trump señala que Estados Unidos no tiene la capacidad de absorber grandes grupos de migrantes, especialmente refugiados, sin comprometer los recursos internos.

En un intento de frenar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, Trump también declaró una emergencia nacional en la frontera sur con México. Esto le permite utilizar fondos federales para la construcción de un muro fronterizo y asignar recursos militares a la zona. La administración ha dado instrucciones a las Fuerzas Armadas para que colaboren en el resguardo de la frontera y en la represión de cualquier intento de cruzar ilegalmente el territorio. Además, se activó la política de “Quédate en México”, obligando a los migrantes a esperar en el país vecino mientras sus casos de inmigración se procesan.
Un aspecto central de las medidas de Trump ha sido la designación de los cárteles de la droga como organizaciones terroristas internacionales. De acuerdo con la nueva directiva, los carteles, como el MS-13 y el Tren de Aragua, operan en zonas de México como entidades casi gubernamentales y representan una amenaza directa para la seguridad nacional de Estados Unidos. Esto abre la puerta para posibles intervenciones más agresivas en el territorio mexicano.
Trump también ha eliminado la política conocida como “Catch and Release”, que permitía liberar a los migrantes mientras esperaban su cita en los tribunales. En su lugar, se ordenó que todas las personas que ingresen ilegalmente a Estados Unidos sean detenidas y deportadas inmediatamente.
Además de estas acciones, Trump suspendió el programa de reasentamiento de refugiados y ha renovado su enfoque en las deportaciones masivas. En su discurso de toma de posesión, enfatizó que su administración comenzaría el proceso de regresar a millones de inmigrantes indocumentados a sus países de origen. Si bien muchas de estas políticas probablemente enfrentarán desafíos legales, lo que retrasará su implementación, la dirección que toma el gobierno de Trump es clara: una política migratoria más restrictiva y un endurecimiento de la postura frente a la inmigración irregular.