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Ciudad del Vaticano.- La Plaza de San Pedro estalló en júbilo esta mañana al emerger la esperada fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los cardenales han elegido al nuevo líder de la Iglesia católica. Las campanas de la Basílica de San Pedro confirmaron la noticia, marcando el inicio de un nuevo pontificado tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril.

La elección se concretó en la cuarta ronda de votaciones del cónclave, que comenzó el día anterior. Para ser elegido, un candidato debía obtener al menos 89 de los 133 votos de los cardenales electores, todos menores de 80 años.

El proceso del cónclave es un ritual cargado de simbolismo y secreto. Los cardenales se encierran en la Capilla Sixtina, sin contacto con el mundo exterior, para deliberar y votar. Cada votación es secreta, y las papeletas se queman después de cada ronda. El humo resultante, negro si no hay consenso y blanco si se ha elegido un nuevo Papa, es la señal visible para los fieles reunidos en la plaza.

Este método de elección tiene una larga historia, con el cónclave más largo registrado entre 1268 y 1271, que duró casi tres años. En contraste, el cónclave actual concluyó en poco más de un día, reflejando la eficiencia del proceso moderno.

Con la elección del nuevo Papa, la Iglesia católica inicia una nueva etapa, con la esperanza de que el nuevo líder continúe guiando a la comunidad de más de 1.300 millones de fieles en todo el mundo.

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