Desaprueba más de la mitad de duranguenses a Toño Ochoa

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Ranking de Mitofsky refleja percepción negativa por carencias en seguridad urbana, pavimentación y proyectos tangibles.

SAÚL MACÍAS

Durango, Dgo.- Entre señalamientos por el evidente uso de recursos públicos para promover su imagen personal, el mal estado de pavimento en gran parte de las calles, altos índices de inseguridad urbana y el alarde de proyectos de infraestructura que no están concluidos, la mayor parte de los ciudadanos desaprueba la administración del alcalde panista de Durango, José Antonio “Toño” Ochoa.

Según los resultados bimestrales del Ranking MITOFSKY: 150 Alcaldes y Alcaldesas de México, la labor de Toño Ochoa es desaprobada por el 53 por ciento de sus gobernados, lo que lo posiciona en el lugar 95 de 150, es decir, entre los peor evaluados de México.

BAJO LA PROTECCIÓN DE LAS “PERRONAS”

No son decisiones impopulares que busquen algún bien ciudadano los motivos de la mala imagen que se tiene sobre el desempeño de Ochoa Rodríguez, sino el desinterés e inacción en temas tan importantes como la seguridad pública, área que ha resultado un desafío particular con la crisis de robos a casa habitación y asaltos que se vive en la mayor parte de la ciudad.

El alquiler a sobrecosto de patrullas “perronas” al inicio de su gestión no sirvió para reducir los índices de otros delitos cómo las agresiones, ni para ofrecer una atención oportuna a llamados por violencia familiar, acentuados tras la pandemia del covid19.

El gobierno de José Antonio Ochoa denominó “perronas” a las decenas de patrullas pickup alquiladas para la vigilancia de la ciudad al inicio de su administración, bajo condiciones cuestionadas por falta de transparencia.

Los constantes señalamientos de corrupción que involucran a la Dirección Municipal de Seguridad Pública son un factor que la administración actual no ha revertido. Incluso, son exhibidos en redes sociales con frecuencia los desencuentros de ciudadanos con agentes policiacos por abusos de poder y petición de “mordidas”.

CALLES ¿”CHULAS”?

Por otra parte, la mejora urbana que presume “un millón de metros cuadrados de calles pavimentadas”, solamente alcanza a una pequeña porción de las vialidades que componen a la capital del estado. Colonias y fraccionamientos de la periferia, e inclusive arterias principales resienten la falta de mantenimiento desde el inicio de la gestión del panista e incluso años atrás.

Pese a la pavimentación de “un millón de metros cuadrados”, la mayoría del pavimento de las calles de Durango presenta graves fallas no atendidas por el actual gobierno.

Todos los días se ponen en evidencia a través de redes sociales fallas en el pavimento de la mayoría de las zonas de la ciudad. El actual gobierno municipal ha apelado a argumentar que es un problema añejo y cuyo trasfondo histórico no permite acciones permanentes en lo inmediato.

OBRAS INEXISTENTES

En la reciente presentación de su informe de Gobierno, el presidente municipal presumió dos obras que considera clave en su administración: el Hospital Infantil y el Parque Lineal. Sin embargo, la primera es todavía una construcción en proceso de arranque que posiblemente no vea la luz sino hasta la siguiente administración municipal; esto sin mencionar los señalamientos de corrupción que hubo en la asignación del proyecto. Crear un hospital depende de muchos factores, más allá de solo su construcción.

Los beneficios del Parque Lineal Ferrocarril no son tangibles, cómo presume el alcalde. Su construcción es otro proyecto que no se ha transparentado.

El Parque Lineal por su parte, se presume como una obra que busca transformar a 19 colonias y fraccionamientos de la ciudad que se ubican en las inmediaciones de las antiguas vías de ferrocarril. Su impacto en la movilidad de la zona y calidad de vida de las familias beneficiadas es apenas una proyección que ya se presume como un logro tangible.

José Antonio Ochoa Rodríguez encabeza una administración más enfocada en acciones mediáticas para modificar percepciones. La utilización de una narrativa que abusa de los adjetivos “populares” para caer bien ha terminado por fastidiar a una sociedad cansada de exigir una ciudad segura y en la que los problemas cotidianos se resuelvan de inmediato.

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