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A seis años de haber asumido la presidencia, Andrés Manuel López Obrador dejó un legado que, según el diario estadounidense The Washington Post, está lejos de las promesas iniciales que lo llevaron al poder. Durante su toma de posesión en 2018, López Obrador proclamó un “cambio de régimen político”, con el compromiso de erradicar la corrupción, la impunidad y las políticas neoliberales que, según él, beneficiaban a los más ricos del país. Sin embargo, al final de su sexenio, el panorama es más complejo de lo que prometió.

A pesar de su popularidad y de un índice de aprobación que está entre los más altos del mundo, el artículo firmado por Mary Beth Sheridan y David Agren señala que la corrupción y la impunidad persisten en México. Los críticos apuntan que, aunque el presidente ha impulsado reformas significativas, muchas de sus promesas fundamentales no se han materializado. Los grupos del crimen organizado, que él se comprometió a controlar, siguen teniendo un fuerte dominio sobre amplias zonas del país, lo que ha mantenido la violencia como un tema candente.

La próxima presidenta, quien asumirá el cargo el 1 de octubre, ha prometido continuar con las políticas de su antecesor, pero su capacidad para liderar un partido fuertemente asociado a la figura de López Obrador es incierta.

El Washington Post también advierte sobre la reciente reforma constitucional que busca elegir jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial por voto popular. Esta medida ha generado preocupación entre analistas y diplomáticos, quienes temen que podría amenazar la inversión extranjera en el país. La incertidumbre política parece ser un sello de la administración saliente, dejando preguntas sobre la estabilidad futura de México.

Mientras algunos aplauden los esfuerzos de López Obrador por reducir la burocracia y mantener el sistema de libre mercado, otros critican que ha fallado en desmantelar el legado neoliberal de sus predecesores. Este contraste entre lo prometido y lo realizado plantea un dilema sobre cómo se recordará su administración.

A medida que México se prepara para el cambio de mando, el futuro político del país queda en la balanza. La figura de Claudia Sheinbaum, aunque ha sido considerada como una continuidad de AMLO, es aún un enigma para muchos. Sin el carisma que caracterizó a López Obrador, su capacidad para gestionar el partido y mantener la confianza pública se convierten en desafíos que marcarán el rumbo de la política mexicana en los años venideros.